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El tipo de cambio llega al nivel de 20.80 presionado por un fortalecimiento generalizado del dólar en el mercado de divisas.


El reporte de inflación al consumidor (CPI) de junio de EEUU estuvo matador: tasa anual de 9.1%.


La Reserva Federal tiene poco espacio para evitar un alza entre ¾ de punto como la acordada en junio y un punto porcentual, que sería un alza inédita.


La complicación de esta coyuntura es que la economía estadounidense ya presenta signos de desaceleración, de manera clara en el sector vivienda y en la demanda de bienes, mientras la Reserva Federal apenas inició en marzo el ciclo alcista de tasas.


Adicionalmente, hay variables que van desde el conflicto en Ucrania, hasta el rebrote de la pandemia, que siguen impidiendo un funcionamiento normal de la economía global (restricciones de oferta) y de los flujos comerciales (China), que están fuera del control de la política monetaria y que inciden en los costos.


Un escenario de alza acelerada de tasas cuando la economía se está enfriando eleva las probabilidades de un escenario recesivo en EEUU, que sería claramente adverso para la economía mexicana.


Los mercados, como es usual en estos episodios, buscan la seguridad. El cambio de postura de la FED reposiciona al dólar en el mercado de divisas sin contrincante a la vista. El euro ha caído de manera estrepitosa ante el grave riesgo de una crisis energética en el invierno.


La política firme de Banxico amortigua la presión sobre el peso, que en el último mes es la divisa menos golpeada entre las latinas.





El índice de commodities Dow Jones ha retrocedido 18% desde principios de junio, lo que en teoría puede ayudar a contener las presiones inflacionarias.


En el último mes, el cobre cae 22.6% y el aluminio 10%, mientras que el petróleo retrocede 21% y la gasolina 17%. Los commodities agrícolas también tienen ajustes importantes. El maíz retrocede 22.8%, el trigo 24.2% y la soja 14.1%.


A nivel local el incremento de precios de alimentos influye en la persistencia de la inflación. Los precios de alimentos procesados han aumentado 11.8% anual, y los agropecuarios 15%.


Desde el 2021 los aumentos promedio de los alimentos se acercan al 1% mensual. De contenerse los commodities pudiéramos ver una moderación en el ritmo de incremento de precios de este rubro.


Entre los principales productos por su incidencia en la inflación se encuentran la carne de res (2.16% de la canasta del INPC), tortilla (1.87%), pollo (1.52%), leche (1.50%), sin olvidar las taquerías o similares (4.57%) y restaurantes (2.82%), que dependen principalmente de la evolución de precios de los alimentos.


En la medida que estos productos muestren una moderación, la inflación general podrá disminuir en forma gradual.


Mención aparte ocupa la gasolina (la verde representa 5.36% de la canasta del INPC y la roja 0.72%). Si bien la gasolina se encuentra muy subsidiada, la baja en los precios internacionales ayudaría a que no se prevean mayores incrementos en los precios y así reducir las expectativas inflacionarias.


El reto persiste en la inflación de servicios (menos dependiente de commodities), que crece 6.6% anual, en un contexto donde los salarios promedio del sector formal aumentan 11.1%.

Hace unos cuantos días, uno de los bancos más grandes del mundo alertaba que el petróleo podría llegar a 380 dólares por barril en un escenario adverso por las sanciones a Rusia.


El impacto inflacionario sobe la economía global sería sumamente adverso.


En los hechos, el petróleo West Texas ha caída de121 dólares por barril el 7 de junio a 97.50 en la apertura de los mercados en Asia precisamente un mes después.


Otra institución financiera de primer orden con fuerte presencia en México prevé precios de 65 dpb a fines de este año de materializarse un escenario recesivo y de 45 dpb el próximo año si continúa la recesión.


La volatilidad en el mercado de commodities ha sido extrema en las últimas sesiones. El trigo cae por debajo de niveles previos a la invasión de Rusia a Ucrania. El cobre retrocede de máximos históricos a niveles del 2018. La lista con ajustes de más de 20% en el último mes incluye además al gas natural, algodón, maíz. El oro y la plata han tenido ajustes de 6% y 14% respectivamente.


Varios factores convergen para este comportamiento esquizofrénico, ante los diferentes fantasmas que recorren las mentes de los analistas y los mercados.


La narrativa de las restricciones de oferta exacerbadas por la pandemia se vio coronada por el conflicto bélico en Ucrania y las sanciones a Rusia.

En la práctica los mercados han reaccionado a tres fuerzas que contribuyen a los severos ajustes que estamos presenciando:


1.-La liberación de reservas estratégicas de petróleo de EEUU y otros países aliados, a la par de mayor producción de petróleo de la OPEP, Irán, Estados Unidos y de Rusia, han reducido el desbalance de crudo que se generó por las sanciones a Rusia al inicio del conflicto bélico en Ucrania.


2.- Destrucción de demanda. El uso de energéticos en el transporte global ha disminuido por menor capacidad de demanda de los consumidores derivada de la inflación y factores inesperados como la cancelación masiva de vuelos en EEUU y Europa por el Covid y la escasez crónica de personal.

3.- Menor liquidez. La política de apretamiento monetario de la Reserva Federal y próximamente del Banco Central Europeo limita los fondos disponibles para posiciones especulativas en el mercado de futuros.


La volatilidad continuará. Los pronósticos de recesión son de todos colores: Moderada vs profunda, corta vs larga, o solo un aterrizaje suave.


Conviene recordar lo que dijo el premio Nobel de Física Niels Bohr: Las predicciones son difíciles, especialmente si son sobre el futuro.

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