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La pandemia ha impactado las fuerzas de oferta y demanda en la economía global.


La capacidad de oferta se ha visto afectada por falta de disponibilidad de insumos, demoras en la logística y escasez de personal en actividades críticas como el transporte.


A su vez, la demanda ha recibido el impulso de los estímulos fiscales en los países desarrollados, encabezados por Estados Unidos.


Esta combinación de factores genera aumentos de precios generalizados. La fuerte alza de los energéticos pega fuerte tanto a los costos de producción como a los precios al consumidor.


En este entorno complejo desde el punto de vista operativo de los negocios, no debemos perder de vista los cambios estructurales que aceleró la pandemia: patrones de consumo, demanda de productos vs servicios, uso intensivo de la tecnología en los procesos económicos, amplia capacidad ociosa en algunas industrias, presiones de costos, etc.


Elaborar los planeas y presupuestos de los negocios en este escenario requiere tomar distancia de las dinámicas tradicionales de planeación y presupuestación, para dar paso a una mirada más amplia de la posición competitiva de la empresa en un entorno que ha cambiado.


Posición competitiva entendida como la capacidad de la empresa para atender su mercado, enfrentar la competencia y generar valor económico.


Para atender el mercado hay que entenderlo. Esto implica mover el foco de la estrategia y los planes, de la visión interna hacia la visión externa. De los productos y servicios de la empresa hacia las necesidades de los clientes, y como esperamos solucionar esas necesidades que se han transformado.


Es presupuesto base cero a nivel de definición de quién es nuestro mercado, cuáles son sus necesidades y cuál es nuestra propuesta de valor.


Implica definir lo que implica la nueva propuesta de valor en términos de actividades, recursos operativos y de inversión, y lo que esperamos en términos de ingresos.


Mantener la dinámica presupuestal basada en los productos, márgenes y clientes actuales, es planear para el pasado.


El Diplomado en Finanzas de InterCapa – EconoFinanzas ofrece un ensamble único de temas clave para facilitar a los negocios la aplicación de las mejores prácticas, que les permitan planear, presupuestar, operar, invertir, administrar riesgos y competir con éxito en la economía postpandemia.


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De acuerdo al IMSS, durante septiembre se crearon 174,096 puestos de trabajo de afiliados, lo que lo convierte en el mejor septiembre en términos de empleo y solo restan 18 mil puestos para retornar a niveles pre-pandemia.


El empleo permanente ya supera este umbral, beneficiado por los cambios en las políticas de outsourcing. La recuperación es la más rápida en las últimas recesiones.


No obstante, los impactos han sido diferenciados. Desde febrero 2020 a la fecha las manufacturas (+251,958 puestos), comercio (+104,761) y transportes (+98,306) lideran la creación de empleo. Datos del INEGI muestran una recuperación de las ventas minoristas y de exportaciones y producción manufacturera no automotrices, lo cual es congruente con las cifras del empleo.


El empleo en servicios empresariales presenta un déficit de 463,947 puestos e inclusive una caída mensual de 12,802 puestos. La reclasificación por los cambios a la modalidad de outsourcing puede explicar parte de esta caída, además que las restricciones en aforos e incertidumbre juegan en contra del sector.


De acuerdo al INEGI el consumo en servicios es 9.8% menor en comparación a febrero de 2020, mientras que el consumo en bienes está en línea con principios de 2020. ¿Esto explicará porque el empleo en servicios no repunta?


También falta por resolver el subempleo (personas que quisieran trabajar más horas). De acuerdo con el ENOE existen 2.38 millones adicionales (en un universo de formales e informales) respecto a antes de la pandemia, lo que se traduce en una menor calidad laboral.


La población vacunada con una dosis ronda el 51%, mientras que con esquema completo un 37%. Tal parece que será hasta 2022 cuando veamos una reactivación clara de servicios. La buena noticia es que el empleo en otros sectores ya da señales muy claras de reactivación.




De acuerdo con datos del IMSS, el salario promedio de los asegurados se sitúa en $434.23 diarios, lo que representa un incremento del 7.5% anual.


El promedio de aumentos salariales del 2004 al 2018 fue de 4.8%.


Desde el 2019, los salarios aumentan en promedio 7% anual. El aumento inicial de salarios mínimos fue decididamente impulsado por el sector empresarial, por el gran rezago que registraban.


Desde el 2019 hay algunos sectores especialmente ganadores. La construcción pasa de aumentos salariales de 4.5% a 9% anual, debido a su mayor cercanía con los salarios mínimos que han registrado aumentos importantes. Las alzas salariales en comercio pasan de 4.8 a 7.1% y servicios empresariales de 4.4% a 7.9%.


Los salarios en manufacturas recién comienzan a ver mayores presiones, presumiblemente por la demanda de personal en el sector externo.


Los salarios en servicios sociales se desinflan, debido a los impactos de la pandemia y a una demanda incierta.


La inflación merma gran parte del avance salarial en el último año, aunque todavía rebasan el aumento del INPC.


Una parte de la inflación responde al comportamiento de las materias primas, entre ellas los energéticos y las agrícolas. Sin embargo, parte de las presiones inflacionarias podrían derivarse de las alzas salariales acumuladas en los últimos años.


La productividad será el factor decisivo para mantener en el mediano plazo aumentos salariales en términos reales, y evitar una dinámica de alzas salariales con tasas elevadas de inflación.




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