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El IMSS da a conocer que la creación de empleo en agosto asciende a 128,900 puestos, la mayor cantidad para un mes de agosto.


De este monto, 125,996 corresponden a plazas permanentes, resultado de los cambios en la política de outsourcing.


Con datos ajustados por estacionalidad se tiene un máximo histórico en el empleo permanente y solo quedan cerca de 40 mil puestos por recuperar respecto al empleo total (permanentes + eventuales).


Por sectores económicos, manufacturas ya supera los niveles pre-pandemia, con una creación de 219,350 puestos. Destacan también transporte (+74,038) y comercio (+61,103). El déficit del empleo en servicios empresariales es de 451,145.


Según el IMSS, son 2.75 millones los que han migrado de esquemas de subcontratación al patrón real, con un incremento salarial promedio del 12%, con lo que pasan de 475.8 pesos a 532.7 pesos en promedio.


Esta transición viene a continuar una tendencia de mejoría de los salarios, que favorece el aumento de la masa salarial. Sin soslayar que el repunte inflacionario merma parte de las ganancias.


Los factores clave del empleo serán: 1.- La evolución de la pandemia. Una mejoría sensible y duradera le daría mayor dinamismo al empleo en servicios, y 2.- La demanda de personal en el sector exportador. Las encuestas de manufactura en EEUU señalan bajos inventarios de los clientes de empresas manufactureras, lo que sugiere que las exportaciones mexicanas en esta industria podrían acelerar el ritmo en próximos meses.


Las solicitudes iniciales por desempleo se ubicaron en 310 mil en la semana que finalizó el 4 de septiembre, lo que implica una clara mejoría respecto a semanas previas. Los niveles antes de la pandemia oscilaban alrededor de 210 mil puestos, lo que deja muy cerca la recuperación de este indicador.


En la pasada crisis le tomó 4 años y medio al mercado laboral llegar a este umbral, mientras que en la crisis del covid ha transcurrido cerca de año y medio.


Respecto a las solicitudes continuas de desempleo (personas que ya se habían registrado para recibir beneficios por desempleo y siguen desempleadas) se ubica en 2.78 millones al 28 de agosto. La velocidad de la recuperación de este indicador es similar al de solicitudes iniciales.


Todavía el empleo total se ubica 5.33 millones de puestos por debajo de febrero de 2020, aunque la finalización de apoyos extraordinarios en septiembre y datos oportunos de las solicitudes pueden anticipar una mejoría importante en los siguientes meses.


Aún así el mercado laboral se encuentra apretado, actualmente existen 10.93 millones de vacantes de empleo y solo 8.38 M de desempleados, por lo que no es posible cubrir todas las vacantes.


Sin embargo, existen 4.47 M de personas que después del surgimiento de la pandemia se han retirado de la fuerza laboral (en otras palabras, el BLS no las define como desempleadas). Algunas de ellas quizás no trabajan por miedo a los contagios o por falta de albergues infantiles. En la medida que se resuelvan los problemas sanitarios es posible que una proporción de estas personas se incorporen al mercado laboral.


Los siguientes meses serán importantes para evaluar la perspectiva del mercado laboral americano al reducirse los beneficios extraordinarios por desempleo, lo que debería incentivar la disposición al trabajo de las personas. Adicionalmente deben considerarse tres aspectos clave:

1.- La crisis sanitaria debe controlarse para que las condiciones permitan la normalidad de los patrones laborales.

2.- Existe la incógnita de la magnitud de incompatibilidad entre los perfiles que buscan los empleadores y las habilidades de los desempleados.

3.- El número de renuncias está en máximos históricos: cuatro millones de personas en julio. Aprovechando la dificultad que enfrentan las empresas para conseguir candidatos que llenen los perfiles que buscan, hay una gran rotación de personal, lo que implica que se están dejando huecos en las empresas que no pueden competir en las condiciones actuales del mercado laboral.


La evolución del empleo en EEUU es clave para la demanda de bienes manufacturados que México exporta.


Por otro lado, la escasez de personal en nuestro principal mercado externo es una oportunidad para aprovechar la relativa mayor oferta de fuerza laboral de nuestro país.





De acuerdo con los criterios de política económica presentados por el titular de la SHCP, el gasto total del 2022 aumentará 8.6% en términos reales respecto al proyecto del 2021.


El gasto programable se prevé aumente 9.6%. Dentro del gasto programable, los aumentos principales respecto al presupuesto aprobado del 2021 se dan en subsidios (+19.4% en términos reales), operación (+13.8%) e inversión física (+17.7%).


De los programas prioritarios la pensión para adultos mayores acapara el mayor monto, con un total de 238,014 mdp. Destacan además el programa de becas (82,628 mdp), Tren Maya (63,231 mdp), Sembrando Vida (29,446 mdp), mantenimiento de vías de comunicación (24,395 mdp) y Jóvenes Construyendo el Futuro (21,196 mdp).


Los incrementos del gasto respecto a los estimados para el 2021 son más moderados, de solo 1.5% real y el programable con un retroceso marginal de 0.1%.


Esto se explica por mayores ingresos estimados para este año por 336 mil mdp, que motiva a Hacienda a aumentar el gasto en 439 mil mdp respecto al presupuesto aprobado.


Mayores precios del petróleo e ingresos tributarios dejan en mejor posición a Hacienda para gastar. Los ingresos previstos para 2022 crecen 1.3% respecto a los estimados para el 2021.


Los criterios de política económica prevén un déficit de 3.5% para el 2022, cuando en los pre-criterios de marzo se esperaba un 2.9%.


Para el 2021 se eleva el déficit estimado a 4.2%, desde un aprobado de 3.3%.


Los criterios de política económica plantean que el PIB aumente 4.1% el 2022, que se compara contra un 3.6% de pre-criterios.


En general, nos parece un presupuesto de gasto que acentúa la importancia de los programas sociales, basado en una expectativa de crecimiento optimista. El consenso espera un crecimiento del PIB de 2.8% el próximo año.


Si bien no vemos señales alarmantes en el tamaño del déficit, en un contexto global donde México tiene una mejor posición fiscal que la mayoría de los países relevantes, las obligaciones que se van acumulando con programas como el de pensiones de adultos mayores podrían debilitar la posición fiscal en caso de ingresos fiscales inferiores a los esperados, en un escenario de crecimiento menor al estimado por la SHCP.


¿Le saldrán las cuentas a SHCP con un escenario optimista del PIB y por lo tanto de ingresos? ¿O debemos preocuparnos por los déficit públicos en los siguientes años?

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