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De acuerdo al INEGI, las exportaciones de autos ascendieron a 316 mil unidades en octubre, la cifra más alta desde junio de 2019, con lo cual prácticamente alcanza los niveles pre-pandemia.


Asimismo, la producción de autos en el mes es de 378 mil unidades, la cantidad más alta desde octubre de 2017 y la segunda mayor en la historia. El desempeño de la industria automotriz es distinto del resto de las manufacturas, en donde el indicador IMEF muestra un estancamiento del sector y el indicador PMI del INEGI se encuentra en contracción.


Estas cifras concuerdan con los datos de empleo de manufacturas del IMSS, que reportan una creación de solo 4,848 puestos en octubre, cuando para el total de la economía fue de 173 mil.


Construcción y servicios empresariales aportaron 37 mil puestos cada uno y el comercio 54 mil, una dinámica muy distinta a las manufacturas.


A tasa anual el crecimiento del empleo total es de 3.2%, sobresaliendo el avance de 9% en construcción, 5.5% en transporte y solo 1.2% en manufacturas, que claramente se ha desacelerado desde abril de este año.


Esperamos un sector manufacturero acotado por la demanda en EEUU con la gran excepción del sector automotriz que lleva una dinámica que responde a la especialización de México en el sector automotriz dentro del mercado de Norteamérica.


La relevancia del repunte de las exportaciones automotrices, no solo es cuantitativo, sino también cualitativa, al ser una de las actividades de exportación con mayor valor agregado doméstico gracias a una gran cadena de suministro desarrollada.

De acuerdo con la encuesta del Institute for Supply Management de EEUU, el índice de difusión reportó un nivel de 46.7 puntos en octubre, que al ubicase abajo del umbral de 50 significa contracción y es más bajo que la lectura de septiembre de 49.0, lo que se entiende como una contracción adicional de la actividad en el mes.


Las nuevas órdenes reportan caída por 14 meses consecutivos. La lectura de octubre cayó a 45.5 puntos desde el 49.2 previo, lo que implica una expectativa pesimista para la producción futura.


Llama la atención la debilidad del rubro de importaciones, que se encuentra en 47.9 puntos, y en contracción por 12 meses consecutivos, lo cual es negativo para el sector exportador mexicano.


Para nuestro país, la debilidad de la industria manufacturera -de la que se habla poco- se ha reflejado en las exportaciones manufactureras no automotrices que caen 8.4% a tasa anual en septiembre, cifra que se ve compensada parcialmente por un crecimiento de 6% en las exportaciones automotrices. Las exportaciones manufactureras como un todo caen 3.6% anual.


El indicador IMEF muestra un nivel cercano a los 50 puntos para el sector manufacturero, una señal de estancamiento, aunque el PMI manufacturero del INEGI cae a terreno de contracción en 48.5 puntos, con una debilidad muy marcada en el sector químico, plástico, derivados del petróleo y minerales.


El empleo manufacturero en México da señales de enfriamiento en los últimos meses, lo que sugiere moderación en la producción local.


El indicador global de manufacturas de J.P. Morgan cae de 49.2 a 48.8 en octubre a la par de una caída de las nuevas órdenes por sexto mes consecutivo. Aun así, la encuesta de producción futura se ubica en 58.5, lo que supone una expectativa de mejoría.


Esperemos que se cumplan.

Las tasas de interés a 10 años en México se ubican prácticamente en 10%, que se compara con el 8.6% a finales de junio pasado.


El repunte de las tasas se da pese a que Banxico ha mantenido sin cambio la tasa de referencia a un día.


Sin duda los movimientos de las tasas en dólares influyen en el aumento de los rendimientos de bonos en pesos de largo plazo.


Algunos de los factores atrás del repunte de tasas de mediano y largo plazo son:


-La presión de financiamiento que enfrenta el tesoro de EEUU por el creciente déficit fiscal y la reducción del balance de bonos de la Reserva Federal.


-Dudas sobre la sostenibilidad fiscal en México ante un presupuesto 2024 que presenta un déficit de 5.4% del PIB, el más alto en décadas.


-Inflación más alta de lo esperado tanto en EEUU como en México para el corto plazo y más rigidez a la baja en el mediano plazo, sobre todo en el sector servicios.


De mantenerse estos niveles de tasas, tanto de corto como de largo plazo, se traducirían en restricciones al crecimiento de la economía.


El costo financiero del gobierno mexicano absorbería aún más recursos del presupuesto.


Los hogares enfrentarían un costo financiero mayor en créditos hipotecarios, que implicaría sacrificar más parte de su presupuesto a costa del consumo de bienes y servicios.


Los créditos automotrices han subido a una tasa anual del 15% anual, en comparación con un 12,5% a principios de 2022, otro ejemplo del impacto en el presupuesto de los hogares.


Sin duda, los ahorradores están de plácemes con estas tasas de interés, sin embargo, los deudores, tanto personas como negocios, sufren las consecuencias en sus disponibilidades de gasto e inversión.

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