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De acuerdo a los indicadores IMEF, el índice ponderado por tamaño de empresas en manufacturas reporta un valor de 53.9 puntos en noviembre, con lo que liga seis meses en terreno de expansión.


La actividad tiene soporte en una sólida demanda externa, consistente con las encuestas de manufacturas de EU que reportan seis meses en expansión de las nuevas órdenes.


La actividad en servicios liga doce meses en terreno de contracción. El indicador de empleo suma 29 meses en terreno de contracción, lo que refleja la amplia holgura del mercado laboral y el fuerte impacto de la pandemia en los servicios.


Por ejemplo, las reservaciones en restaurantes llevan cerca de tres meses estancadas (entre -30 y -40% respecto a un año antes) a pesar de la re-apertura de los negocios.


La llegada del invierno que puede causar un aumento de los casos y muertes diarias pone en riesgo la movilidad permitida en los estados, con costos importantes para la actividad económica.


El desempeño de la economía sigue fuertemente influenciado por la evolución de la pandemia.


Aun el sector exportador depende de que la demanda en EU se sostenga, para lo cual no solamente serán necesarios nuevos estímulos sino una normalización más amplia de las actividades económicas. Ya hay datos de retroceso en la asistencia a oficinas en los últimos días.


La incertidumbre continúa al cierre del año. La disponibilidad de vacunas puede mejorar el panorama de mediano plazo, pero habrá que esperar para ver resultados y las decisiones que las personas toman en un contexto sanitario aun delicado.


De acuerdo con datos de Banco de México, la cuenta corriente registró un superávit de 6.7% del PIB en el tercer trimestre, el más alto que se tenga registro. En dólares asciende a 17,497 millones.


La cuenta corriente está conformada por la balanza comercial de bienes y servicios e ingresos por turismo y remesas.


Un superávit comercial significa que se exporta más de lo que se importa. También las remesas han abonado a una ampliación del superávit. Traducido significa que la demanda externa es mayor que la demanda interna, al acelerarse más las exportaciones que las importaciones.


El consumo en EU apenas está 1.8% por debajo de un año antes, y el rubro de bienes -que es lo que México exporta- crece 8.5% interanual en octubre.


La demanda interna se encuentra deprimida. El PIB local cae 8.6% anual en el tercer trimestre, lo que se refleja en una caída de 13% de las importaciones en septiembre.


El superávit externo refleja también salida de capitales.


El superávit de la cuenta corriente es aritméticamente idéntico al déficit (salida) de la cuenta de capitales, ajustado por cambios en reservas internacionales, que en el caso de México fue de solo 13,064 millones de dólares en el tercer trimestre (más menos errores y omisiones).


Los datos de balanza de pagos reflejan poca inversión extranjera directa, un aumento de pasivos incurridos por el sector privado y una salida de 1,551 millones de dólares de papel gubernamental.


La tenencia de valores gubernamentales en manos de extranjeros se encuentra en mínimos desde 2014.


Dos interpretaciones sobre el superávit de cuenta corriente:


1.- El superávit responde al bajo nivel de las importaciones por la debilidad de la demanda interna.


2.-La salida de capitales determina el nivel posible de importaciones, dado un nivel de exportaciones.


¿Usted qué piensa? Nos fue bien en la balanza de pagos porque se nos cayó la demanda interna, o simplemente salió capital y eso forzó un superávit en el comercio exterior.


¿Celebramos o nos preocupamos?




El INEGI da a conocer que en octubre se recuperaron 1.86 millones de empleos, lo que supone el mayor avance mensual desde junio. El empleo solo está 3.9% por debajo de un año antes.


Sobresale la recuperación del empleo en el rubro denominado como trabajadores por cuenta propia, que alcanza 12.39 millones cuando antes de la pandemia eran 12.75. Esto nos habla que pese a la pandemia, los trabajadores que dependen de sí mismos ya han regresado al mercado laboral casi en su totalidad.


La historia es diferente para aquellos que están subordinados o son empleadores. Los primeros reportan un total de 34.48 millones de empleados (antes de la pandemia eran 36.82 millones) y los empleadores retroceden en octubre, para ubicarse en un total de 2.20 millones (antes 2.83 millones). El nivel de éstos es equiparable al de principios de 2016, mientras que el de subordinados se compara con finales del 2018.


Esta diferencia en parte explica la divergencia en la recuperación del sector formal e informal.


Mientras que en la informalidad la recuperación ha sido muy rápida en forma de V, la formalidad enfrenta retos desde aumentos en costos laborales, nuevas políticas como cambios en el outsourcing, un entorno de baja inversión, etc.


Políticas públicas erróneas puede propiciar un desajuste en el mercado laboral, con afectaciones económicas y de bienestar para los trabajadores.



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