De acuerdo al indicador de S&P Global Flash US Composite PMI de noviembre, la actividad económica en EEUU se mantuvo en terreno de contracción, al ubicarse en 46.3 puntos, por debajo del nivel neutral de 50.
La caída fue generalizada, con un sector manufacturero que se ubicó en 47.6 puntos y los servicios en 46.1.
La encuesta muestra un debilitamiento en las nuevas órdenes (señal de menor dinamismo en los siguientes meses) y el impacto negativo de la inflación y las tasas de interés.
El escenario en principio sería congruente con una caída del PIB en la recta final del año.
Sin embargo, el GDP Now de la FED de Atlanta muestran una expectativa de crecimiento para el cuarto trimestre superior al 4% anualizado, apoyado por el consumo y una mejoría en la inversión privada.
En contra se tienen los indicadores regionales de manufacturas que han salido débiles y una confianza del consumidor que no termina por levantar.
Las encuestas para la Eurozona también dan resultados en zona de contracción. Alemania presenta las lecturas más bajas, aunque un ritmo de caída menor respecto a octubre.
Las presiones inflacionarias están en el centro de la debilidad de la demanda global y la incertidumbre para la inversión, aparte de condiciones financieras más restrictivas y los conflictos geopolíticos.
La reciente caída de precios de petróleo que regresa a los mínimos del 2022 son un alivio para las presiones de costos, aunque, por otra parte, el gas natural vuelve a sufrir alzas importantes en el último mes.
Un entorno global complejo, en el que las empresas deben ponderar los riesgos sin perder la perspectiva de los fundamentales de su demanda específica y manejarse con criterios de prudencia financiera.