La economía mexicana registra un crecimiento de 3% en el 2022.
Supera expectativas de la mayoría de los pronósticos. Entre los principales impulsores se encuentran:
1.-Un sector exportador robusto, ligado a la demanda de Estados Unidos, que impulsó al sector manufacturero.
2.- Dinamismo del consumo alentado por entradas récord de remesas por 58,500 millones de dólares y aumento de los salarios reales promedio de cotizados en el IMSS: +2.9% real anual en diciembre.
El crecimiento dio para llegar al mismo tamaño de la economía del cuarto trimestre del 2019. No dio para más.
En ese mismo periodo Brasil creció 10.5%. Al tercer trimestre del 2022 respecto al cuarto del 2019 Chile creció 10%, Argentina 7.4% y Brasil 4.5%.
¿A qué se debe el rezago de México?
Las economías crecen por: Mayor inversión, que responde a los incentivos adecuados, entre ellos la tasa fiscal; mayor empleo; aumento del capital humano (educación y capacitación) que permite un mejor aprovechamiento de la inversión; y de manera relevante, a través de mayor productividad total de los factores, que está ligada al estado de derecho (reglas claras para la inversión, sistema jurídico eficiente, seguridad para personas y bienes), a la tecnología, a la innovación y a un sistema financiero desarrollado.
Ningún caso de éxito (Corea, China, Noruega, Irlanda, Finlandia, Estados Unidos por mencionar algunos) se ha gestado sin una apuesta por el capital humano.
Esperar que la inversión extranjera subsane las deficiencias de las políticas públicas y del estado de derecho es una expectativa equivocada.
Ciertamente, la inversión extranjera es un facilitador del crecimiento, pero no catapulta las economías sin los elementos internos que incentiven la inversión nacional y mejoren la productividad.