De acuerdo al BLS, la inflación mensual en EEUU en enero fue de 0.52%, la tasa más alta desde julio de 2022. Cabe señalar que el organismo aplicó una nueva metodología con lo cual las lecturas mensuales de meses atrás quedaron más altas.
La inflación subyacente fue 0.41%, extendiendo la rigidez a la baja desde 2021. Por grandes rubros las rentas avanzan al 0.7% mensual, transporte 0.9%, vestimenta 0.8% y los precios de los autos usados caen 1.9%.
El mercado empieza a descontar una inflación más persistente, con una tasa terminal de fed funds en 5.5%, superior en 25 puntos base al anterior pronóstico de la Reserva Federal.
La expectativa de inflación del consumidor americano a un año se encuentra en 5%, un nivel muy elevado, lo que garantiza que la FED continúe con el alza de tasas.
En México se presenta el mismo escenario tras el dato sorpresivo de inflación de enero y el ajuste de 50 puntos base en la tasa de interés por Banxico, con el cete a un año en 11.9% (tasa actual 1 día es de 11%), lo que es un reflejo de la expectativa de más alzas.
Las tasas de mediano plazo repuntan agresivamente en las últimas sesiones. El bono a tres años pasa de 9.3 a 10.1%, una señal de que las tasas de interés pudieran quedar altas por un tiempo considerable.
Las presiones inflacionarias locales son generalizadas, en donde destaca el aumento de doble dígito en alimentos y el repunte de precios en servicios.
En este contexto luce muy complicado que las tasas bajen en este año. La expectativa de recortes se mueve hacia 2024, sin que ello se visualice como un ciclo de bajas de tasas.
En mercados laborales sumamente apretados, tanto en Estados Unidos como en México, que se reflejarán en presión de costos salariales, en combinación de restricciones de oferta en varias industrias (vivienda, microprocesadores) y de un deterioro en las condiciones de competencia, la inflación apunta a un nueva normalidad por encima de las metas de los bancos centrales, y los orillará a llevar las tasas a niveles más elevados por más tiempo.