La actividad económica en julio tiene un avance interanual de 2.76%, lo que es el mayor crecimiento desde enero de 2017. Buena parte del repunte es gracias a las actividades terciarias (comercio y servicios), que crecen 3.6% y a un menor lastre de la actividad industrial, que se incrementa 1.2%.
Dentro de la actividad industrial sobresale el repunte en la generación de electricidad y suministro de agua y gas, que alcanza el 4% anual. El mismo incremento se registra en el sector de la construcción.
Las manufacturas, que tiene un peso importante en las cuentas nacionales solo avanzan el 2%. El índice manufacturero lleva 4 meses estancado. A pesar del gran ímpetu de las exportaciones, parece que un mercado interno débil pesa en el total.
Del lado de servicios, llama la atención el avance de 5.2% del comercio minorista, 5% de transportes y correo, 4.9% de los servicios financieros e inmobiliarios y del 6% de los servicios profesionales y corporativos.
El índice de los servicios financieros en julio reporta máximos históricos.
Un sector que no acompaña al repunte de la economía es el de los servicios de alojamiento y restaurantes. Tienen un avance del 0.7% anual y el índice todavía se encuentra por debajo del máximo registrado en junio de 2017. El tema de la inseguridad y un consumidor que todavía se encuentra limitado en ingresos perjudican el turismo.
No hay que echar las campanas al vuelo con el avance del IGAE en julio. Si bien la recuperación de la masa salarial ayuda al consumo, el ambiente de incertidumbre con el TLCAN y falta de definiciones en las políticas del nuevo gobierno pueden pesar en el desempeño de la economía.