La divisa mexicana se ha apreciado 6.9% desde octubre del año pasado, mientras que el índice del dólar, que se construye con una canasta de divisas encabezada por el euro y el yen japonés, se ha apreciado 4.9% contra la divisa de EEUU.
Si bien algunas razones de la fortaleza del peso están a la vista, como la política restrictiva de Banco de México que ha llevado la tasa de fondeo a 1 día a 10.5%.
El atractivo de las elevadas tasas domésticas ha incentivado la entrada de capital extranjero a comprar deuda gubernamental en pesos, después de fuertes salidas desde febrero del 2020 hasta octubre del 2022.
Desde noviembre pasado hasta la fecha han entrado 164 mil mdp en inversión de deuda gubernamental por parte de extranjeros, lo que ha favorecido la baja de tasas de interés de largo plazo y desde luego la apreciación del peso.
Por otra parte, se ha olvidado el buen desempeño del comercio exterior. El saldo comercial se torna superavitario con datos a noviembre, lo que deja atrás el fuerte déficit registrado en el periodo abril-agosto del 2022.
Las exportaciones se han mantenido sólidas, principalmente en computadoras, conductores y partes.
Las importaciones de bienes de consumo no petrolero retrocedieron 8.4% de julio a noviembre del año pasado gracias a la baja de precios de commodities y al freno del consumo interno (que no es para presumir).
Se ha prestado poca atención a la balanza petrolera, que reduce el déficit de -4,600 mdd en junio a -2,125 mdd en noviembre, en parte por menores importaciones de gasolina.
Por otra parte, las exportaciones a EEUU de petróleo y derivados con datos del departamento de energía de ese país alcanzan un promedio de 850 mil barriles diarios de mayo a octubre del 2022, el mejor nivel desde 2013.
Hacia adelante: Un factor decisivo para el peso será la postura de la Reserva Federal en su próxima reunión de febrero 1.
El mercado le apuesta a que la Fed frenará pronto el ciclo alcista de tasas ante los datos benignos de inflación de diciembre del CPI (-0.1%). El rebote de los precios de materias primas en enero, entre ellas el petróleo con el correspondiente impacto en inflación, hacen todo menos seguro que la Reserva Federal terminará pronto su ciclo alcista y menos aun que baje las tasas en los próximos meses.
Asimismo, existe el riesgo de que el impulso de las exportaciones manufactureras mexicanas pueda experimentar un freno brusco, si se materializan las señales negativas de las encuestas recientes de EEUU de esa industria.
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