La Organización Mundial de la Salud eleva el coronavirus a categoría de pandemia.
Espera que el número de casos, muertes y países afectados aumente en los próximos días y semanas.
Denuncia niveles alarmantes de propagación e inacción.
Al 11 de marzo, los mercados accionarios continúan un movimiento de ajuste acelerado. El Dow Jones cae más de 20% para técnicamente considerarlo un mercado de baja.
Para creerse o no, el tracker MCHI que sigue acciones de China es de los menos golpeados, con una baja de solo 10%, presumiblemente por su mayor eficacia en "controlar" la propagación del virus.
Aerolíneas, empresas petroleras y bancos son de las más castigadas.
Entre los riesgos económicos está la sobrevivencia de negocios en sectores con caídas severas de ventas, y una posición de caja débil. Su paralización podría generar despidos que acentuarían la gravedad de los impactos económicos de la pandemia.
Bancos expuestos a los sectores más vulnerables podrían registrar un incremento significativo de cartera vencida. Por eso es importante medidas macro-financieras y fiscales para evitar un congelamiento del crédito y la confianza.
Es una crisis inédita, de consecuencias imposibles de prever. Se requieren acciones coordinadas a nivel de salud pública, política fiscal y financiera.
La inacción no es buena alternativa.
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