Con información del Bureau of Economic Analysis (BEA), el PIB en EEUU creció 1.6% a tasa anualizada en el primer trimestre, esto es un punto menos respecto a las expectativas de mercado.
Las exportaciones netas incidieron en -0.9 puntos del PIB, es decir, jugaron en contra. Esto se debe a un incremento de 7.2% en las importaciones, por solo un aumento marginal de 0.9% en las exportaciones. Al ser más el crecimiento de las importaciones resta en la ecuación del PIB.
El consumo también se ralentiza, y avanza 2.5%, frente al 3.3% del trimestre previo. Los datos nos muestran un comportamiento divergente entre bienes y servicios. La demanda de bienes se estanca en el trimestre mientras los servicios crecen 4%.
La inversión crece 3.2% trimestral impulsado por vivienda que rebota 14% y la inversión fija avanza 5.3%, señal de una reactivación más firme que lo que nos da el dato aislado.
Si bien el crecimiento del PIB fue un tanto decepcionante, persisten dudas sobre la trayectoria de la economía. Los avances de servicios y algunos rubros de la inversión apuntan a la fortaleza, mientras que el agotamiento del consumo de bienes y el enfriamiento del gasto público le pone un techo.
Para México el desempeño del gasto en bienes en EEUU es vital para el sector exportador. Las encuestas de manufacturas del INEGI e IMEF presentaron un repunte en marzo.
Estaremos atentos para ver si se trató de un rebote o de una aceleración del crecimiento.