De acuerdo a datos del ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo), la masa salarial real (ingreso de todos los trabajadores de la economía) aumenta 3.8% durante 2019 y 5.7% en el cuarto trimestre. Sin duda se trata de aumentos importantes considerando la debilidad de la economía.
Los ingresos promedio han aumentado en 6.6% nominal, similar a los incrementos salariales según cifras del IMSS (6.4%).
La mejor noticia es que los ingresos del quintil más bajo (20% de la población con menores ingresos) aumentan 18.3% en términos reales. El segundo quintil tiene un aumento del 2.1%.
También es consistente con datos del IMSS. Del percentil 1 al 10 (10% de trabajadores formales con menores ingresos) los salarios aumentan entre el 12 y 16% en términos reales.
Del percentil 10 al 25 (del lugar 10 al 25 de trabajadores formales con menos ingresos) el aumento es del 7.8% real, una cifra también muy buena. Los efectos del salario mínimo han beneficiado principalmente a esta clase de trabajadores.
Esto ha llevado a disminuir la pobreza, que según cifras del CONEVAL el porcentaje de la población que no alcanza cubrir la canasta básica se ubica en 37.3%, cuando dos años antes era 42%.
La tarea pendiente es la clase media, pues los datos del ENOE muestran un -0.1% y 0.4% de crecimiento en los ingresos del tercer y cuarto quintil, mientras que los del IMSS variaciones de -0.5% y 0.4% en los percentiles 50 y 75. Probablemente esto es reflejo de la contracción de la inversión, que inhibe la creación de empleos y los aumentos de sueldos a este grupo de asalariados.
Si bien hay argumentos en contra de incrementar salarios sin avances correspondientes en productividad, el aumento del salario mínimo en México era una deuda pendiente a nivel socioeconómico.
Pero no hay lonche gratis. ¿Cuántos empleos no se han generado por la magnitud de los aumentos de salarios mínimos? Difícil cuantificarlo. Pero para una economía donde el consumo representa 67% del PIB, el aumento de la masa salarial representa un soporte importante.
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