Inflación: La Última Milla con Obstáculos Extra Monetarios
- Buenaeconomia
- hace 2 días
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La inflación de la primera quincena de noviembre registra una tasa de 0.47% que responde en buena medida por el alza de tarifas eléctricas debido al término del subsidio del verano y aumentos del transporte. En conjunto los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno tuvieron una incidencia de 0.367 puntos. La inflación subyacente tuvo un avance de solo 0.04%.
En términos anuales la tasa general se ubica en 3.61% y la subyacente en 4.32%.
Esa terquedad de la inflación subyacente -que excluye rubros con precios volátiles como agropecuarios además de tarifas controladas por el gobierno- la explica principalmente los precios de servicios, que aumentan 4.5% y tienen una incidencia de 1.765 puntos en la inflación general.
Entre ellos destaca educación con una inflación anual de 5.82%, salud 5.09% y restaurantes y servicios de alojamiento 7.69%.
La inflación en este tipo de servicios puede responder a una mayor demanda de servicios privados (educación y salud) y al aumento de productos pecuarios (+7.9%) en el caso de restaurantes.
El objetivo de inflación general de Banco de México es 3%. Sin embargo, sigue con detenimiento la trayectoria de la inflación subyacente que sigue presionada.
Para la contención de la inflación en servicios será importante la evolución de los costos salariales. Ya se observa en las revisiones contractuales una clara moderación. En empresas privadas las revisiones en octubre fueron de 6.27%, mientras el aumento en empresas públicas bajó a 3.99%, cuando en octubre del 2024 se registraron aumentos de 7.67% y 5.55% respectivamente.
En el entorno de contracción/recesión en que se encuentra la economía mexicana es importante distinguir entre presiones inflacionarias derivadas de un exceso de demanda por laxitud monetaria, de presiones que provienen de causas estructurales o inclusive coyunturales (deterioro de servicios públicos, envejecimiento de la población, shocks temporales de oferta, extorsión) que no responden a un exceso de crédito o gasto y que difícilmente pueden controlarse a través de condiciones financieras más restrictivas, al menos sin causar efectos negativos innecesarios sobre la inversión.
La línea divisoria es delgada.

