De acuerdo al Indicador de Compras de la Mortgage Bankers Asssociation (MBA), el índice se ubicó en 203.8 puntos con datos a mediados de agosto, el menor valor desde 2015 si se excluye el periodo de confinamiento de abril y mayo de 2020.
También otros indicadores como el Housing Market Index reflejan la debilidad del sector, al ubicarse en el menor valor desde 2014.
Las tasas de interés hipotecarias se han estabilizado en las últimas semanas. No obstante, la tasa a 30 años se ubica en 5.45%, lejos del 3.3% a inicios del año.
La inflación, altos precios de las casas por bajos inventarios, alza de las tasas de interés y el agotamiento de los estímulos del gobierno a las familias son factores que explican el enfriamiento del mercado inmobiliario.
El precio promedio de las nuevas casas ha retrocedido 11.9% de abril a junio de este año. Sin embargo, todavía está al fin del primer semestre 21% por encima de los valores de febrero 2020. Un ajuste importante después de un boom extraordinario.
Los permisos de construcción también descienden en los últimos meses, aunque aún superan al nivel pre-pandemia.
La caída del sector inmobiliario ha sido un indicador adelantado en varios periodos recesivos de las últimas décadas.
Aunque no tiene la alta correlación de la curva invertida (rendimientos de deuda del tesoro mayores a corto plazo que a largo plazo) con contracciones de la economía, debe notarse que la abrupta caída en curso del sector inmobiliario es una clara señal de moderación y cautela del gasto de las familias frente a un ingreso personal que está estancado desde noviembre del 2021.
Para la economía mexicana estas señales son relevantes en la medida que ayudan a pulsar la demanda en el mercado estadounidense.
¿Estamos ante un mero ajuste del mercado de vivienda de EEUU después de un boom insólito durante la pandemia o es el inicio de una caída más consistente con una perspectiva económica afectada por la inflación y la incertidumbre?
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