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Cuidar es parte de la Estrategia: Una Plataforma Compartida

Por Carolina González M. Lancaster J, Coordinadora  de  Responsabilidad Social de la Dirección de Alianzas Estratégicas de la Secretaría de Igualdad e Inclusión de Nuevo León


Cuando llega una nueva vida, las primeras preguntas son inevitables: ¿Cómo se llamará?, ¿vendrá sano o necesitará apoyos adicionales o específicos? Desde ese instante nace algo más que una persona: se activa una cadena de cuidados que nos acompañará a lo largo de la existencia. Cuidar constituye uno de los pilares silenciosos sobre los que se sostiene la vida social y económica.


De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Personas con Discapacidad (ENASIC) 2022 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), actualmente en México existen 5.6 millones de personas con discapacidad o dependencia. Solo en el estado de Nuevo León, la cifra asciende a 806,079 personas. De ellas, el 61.5 % recibe cuidados de alguien dentro del hogar u otro hogar, muchas veces sin apoyo formal ni reconocimiento. Estas cifras corresponden al 2022, pero es claro que hoy seguramente son aún más altas, lo que muestra la urgencia de atender esta realidad.


Quienes hoy ejercen ese rol suelen hacerse una pregunta inevitable: “¿qué pasará con mi familia el día que yo ya no esté?”. Esta incertidumbre nos lleva al mismo punto: la urgencia de consolidar una red de apoyo sólida y compartida, donde personas, empresas, sociedad y Estado asuman corresponsablemente el cuidado como un bien común. Como bien dice un principio ético fundamental: si alguien tiene la oportunidad de hacer algo, también tiene la responsabilidad de hacerlo.


En un entorno de transformación del trabajo, surge una interrogante clave: ¿qué relación existe entre posiciones laborales y la estrategia de cuidados, también entendida en el ámbito laboral como bienestar? La respuesta es sencilla: forman parte de la misma red.


Las posiciones laborales no solo acercan oportunidades, sino que garantizan una vida digna. Son la puerta que permite a una persona ejercer su autonomía, sostener a su familia y contribuir tanto a la economía como a su propia independencia.


Desde la Secretaría de Igualdad e Inclusión, se han impulsado cursos, talleres, apoyos económicos y alianzas con organizaciones de la sociedad civil y empresas, como un primer eslabón hacia un modelo de corresponsabilidad y entornos más incluyentes. Sin embargo, ninguna institución puede hacerlo sola: el reto es colectivo.


Generar una plataforma común significa aliviar la carga del cuidado y abrir oportunidades. Esa red de apoyo requiere compromisos diferenciados:


  • Como personas: Poner a la persona al centro, reconocer que todos, en algún momento de la vida, necesitaremos cuidados y que también podemos acompañar a otros. Entender que cada situación es distinta y que la empatía puede marcar la diferencia. Según estimaciones internacionales, más de la mitad de las personas en el mundo tendrá en algún momento de su vida una limitación o dependencia temporal o permanente. Es un tema que nos alcanzará a todos.


  • Como empresas: Crear vacantes dignas para todas las personas, con políticas reales de flexibilidad, seguros de dependencia y entornos accesibles. No se trata solo de cumplir una norma, sino de practicar la empatía hecha acción, donde las voces sean escuchadas y tomadas en cuenta.


  • Como sociedad: Impulsar un cambio cultural que valore el cuidado como un pilar económico y no como una carga invisible.


  • Como Estado: Diseñar plataformas que conecten recursos, multipliquen capacidades y generen incentivos claros para que más actores se sumen. Un ejemplo concreto es el Sistema Nacional Integrado de Cuidados de Uruguay, que articula políticas públicas, sector privado y sociedad civil para asegurar una red de cuidados accesible, profesional y sostenible.


La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que la economía del cuidado representa uno de los sectores con mayor potencial de crecimiento y generación de empleos inclusivos a nivel mundial. Reconocerlo no solo es un acto de justicia social, sino también una estrategia de desarrollo sostenible.


En México, el 64.5 % de la población susceptible de cuidados (niñas, niños, personas con discapacidad y personas mayores) depende de redes familiares o informales. Convertir esa realidad en una plataforma organizada, inclusiva y corresponsable es el paso que permitirá construir un futuro donde cuidar, trabajar y generar espacios inclusivos no sean esferas opuestas, sino complementarias.


Por eso, desde el área de Alianzas Estratégicas de la Secretaría de Igualdad e Inclusión nos convertimos en sus facilitadores, generando información, difundiendo los programas existentes y vinculando ejes estratégicos. Y desde la sociedad, nos corresponde compartir esa información con nuestros colaboradores y con nuestra comunidad, porque es tan importante como diseñar políticas: significa abrir caminos, reducir incertidumbres y acompañar a cada persona y familia en este proceso de cuidado compartido.


Cuidar es sinónimo de avanzar: ha sido pasado, es presente y seguirá siendo futuro. Pero avanzar también requiere de acción colectiva. Por ello, invitamos a todas las personas, empresas y organizaciones a conocer más sobre los programas, talleres y apoyos que impulsa la Secretaría de Igualdad e Inclusión. Para mayor información, pueden escribir al correo alianzas.estrategicas@nuevoleon.gob.mx



 
 
 

1 comentario


Toño
09 oct

Excelente artículo!!

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