De acuerdo con la estadística de Banco de México, el superávit en la cuenta corriente ascendió a 2.46% del PIB, el mayor del que se tenga registro en los últimos años, con excepción del 2020 influido por la pandemia.
El resultado tiene su origen en un superávit comercial en la demanda de bienes (exportaciones menos importaciones) y una entrada récord por concepto de remesas.
Las importaciones han retrocedido modestamente durante 2023, lo que permite este dato atípico en la cuenta corriente que refleja la debilidad en la demanda interna.
La Inversión Extranjera Directa (IED) se ubicó en 36,058 millones de dólares (mdd) durante 2023, inferior en 254 mdd al resultado del 2022.
Las nuevas inversiones fueron solo de 4,817 mdd, la menor cifra en los últimos años, lo que sigue dejando en suspenso la magnitud real de los montos de capital que se esperan por el nearshoring. El grueso de la IED fueron reinversiones de empresas ya establecidas.
Menores montos de IED acotan la perspectiva de crecimiento, que ya se observa en un enfriamiento en la inversión en maquinaria y equipo. El indicador oportuno de consumo avanza solo 0.1% mensual en enero.
Si bien el dato del PIB del 2023 fue sorpresivo al alza (3.2%), el crecimiento del cuarto trimestre (0.3% a tasa anualizada) denota una fuerte desaceleración, congruente con el comportamiento del sector externo, que muestra debilidad en exportaciones y retroceso en las importaciones.
De primordial importancia será la evolución de la demanda de exportaciones mexicanas en EEUU. Si bien el consumo aumentó 3.1% en el último trimestre, las ventas al detalle cayeron 0.8% mensual en enero, presumiblemente impactadas por el clima frío.
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