De acuerdo con el Indicador Oportuno de la Actividad Económica, elaborado por el INEGI, el crecimiento fue de solo 0.1% mensual durante enero, para un avance de 2.2% respecto al mismo mes del 2023.
Este lento dinamismo contrasta con el crecimiento de 3.1% del PIB en el 2023, lo que refleja que la economía se ha desacelerado en los últimos meses.
El nivel de actividad económica se encuentra a enero 0.6% por debajo del nivel de septiembre del año pasado.
La industria ha retrocedido 1.0% en comparación a septiembre, ante la normalización de las obras públicas y la debilidad de las manufacturas. Todavía a tasa anual el avance es de 1.9%.
Lo que llama la atención es que la actividad terciaria (comercio y servicios) también tenga debilidad en ese periodo (-0.3%), a pesar de estar menos ligado a la demanda externa, lo cual nos habla de un mercado interno que pierde tracción.
Si bien el 2023 sorprendió por un crecimiento mayor al esperado, la realidad es que no se tiene registro de un avance adicional en los últimos meses, por lo que las expectativas del 2024 pudieran estar un tanto sobre estimadas.
El funcionamiento de la economía puede estar entorpecido por diferentes motivos: la inseguridad, el efecto rezagado de la inflación sobre el consumo, el impacto de la debilidad del empleo en manufacturas, el costo del crédito, el poco dinamismo del crédito a las empresas.
El aumento del gasto social pudiera ayudar al consumo en el muy corto plazo, aunque se prevé que durante 2025 existan recortes en algunos programas.