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Los precios de petróleo cayeron estrepitosamente en abril al derrumbarse la demanda por la inmovilización derivada de la pandemia. En el mercado de futuros llegaron a cotizaciones negativas.


La OPEP + Rusia logró un acuerdo para limitar la producción, que ha sido clave para que a la par de una mejoría gradual de la demanda, los precios hayan rebasado los 40 dólares por barril.


De abril 3 a agosto 28, la demanda global ha repuntado 21.2%, contra una baja en la oferta de 14.7%. (Federal Reserve of NY).


La producción petrolera de EU (que no forma parte de la OPEP) ha caído de 13.1 millones de barriles diarios (MBD) en marzo a 9.7 MBD a fines de agosto. A su vez los inventarios han presentado reducciones en las últimas 4 semanas al 21 del mes pasado.


El desbalance global de sobre-oferta parece estarse corrigiendo. La baja de la producción de EU es un factor clave, pues fue precisamente el país que generó el exceso global de oferta utilizando la técnica del fracking.


Las condiciones financieras actuales no son las mejores para que los productores en EU puedan encontrar financiamiento para relanzar su producción, aprovechando la mejoría de los precios.


En ese escenario, las cotizaciones del crudo parecen tener una perspectiva moderadamente positiva, basada fundamentalmente en una restricción de la oferta.


No puede descartarse una nueva caída de la demanda, en un escenario de nuevos brotes del COVID.


Una mejoría de los precios de petróleo sería oro molido para las finanzas públicas de México, aunque ahora el reto es producirlo en volúmenes suficientes.

La balanza comercial reportó en julio un superávit histórico de 6,752 mdd. Esto es resultado de una recuperación importante de las exportaciones y de un rezago de las importaciones.


Las exportaciones repuntaron 9.8% mensual en julio, lo que representa una caída de 8.8% anual. Las importaciones caen 26.3% anual, reflejo una debilidad importante de la demanda interna.


La principal mejoría se da en el rubro automotriz, que pasa de un -89% anual en mayo a solo un -8.1% en julio. Esto es validado por un repunte de las nuevas órdenes de autos de 5.1% anual en Estados Unidos y de un muy buen reporte de las encuestas de manufacturas en agosto, que ligan tres meses seguidos en expansión.


Sin duda el repunte de las exportaciones son muy buenas señales para la economía. Lo preocupante es el mercado interno. Ejemplo de ello es la caída anual de 25.3% y 15.8% de las importaciones de bienes de capital e intermedios.


En el corto plazo creemos que seguiremos viendo un desempeño de las exportaciones superior al de las importaciones.


El elevado desempleo y el cierre de negocios pesarán en la dinámica de la demanda interna.


La ventaja es la velocidad de recuperación de EU, sumado a un cambio de preferencias de consumo que se inclina más por bienes (principalmente duraderos) que por servicios.

El INEGI da a conocer que la inflación anual a la primera quincena de agosto es de 3.99%, la más alta desde mayo del año pasado. La inflación subyacente (que excluye productos volátiles como gasolina, frutas y verduras, frijol, huevo) alcanza 3.93%, la más elevada desde marzo de 2018.


El comportamiento dentro de la canasta del INPC ha sido divergente.


Por ejemplo, educación reporta una variación anual en precios de 3.25%, el menor dato en su historia. La renta de vivienda ha subido 2.37% y las nuevas viviendas 2.1%. Ambas presentan el menor incremento desde 2016. El rubro “otros servicios” reporta 2.37%. Estos servicios reflejan el efecto de una menor demanda o calidad del servicio, lo que contiene sus precios, algo que es muy típico en las recesiones económicas.


Entonces, ¿Qué es lo que está presionando a la inflación? Principalmente la parte de alimentos, bebidas y tabaco con aumentos del 7.01% y frutas y verduras con 12.95%.


El componente subyacente, se encuentra afectado por incrementos de precios en cerveza, tequila, refrescos, agua, café, maíz (17.5%), pan, pasta, harina, arroz, carnes frías, leche, queso y azúcar.


Dentro del componente no subyacente, se observan incrementos en el precio del tomate, limón, guayaba, naranja, melón, piña, frijol, huevo. Típicamente estos productos son muy volátiles.


El efecto rezagado del alza del tipo de cambio explica al menos parte de esta alza de precios, tanto en productos del componente subyacente como del no subyacente. Esto es congruente con estudios de Banco de México que muestran el impacto del traspaso del tipo de cambio a los precios.


Si bien una inflación de prácticamente 4% no parece ser una gran amenaza, muchos de los productos con mayor cambio son de consumo diario para las familias, por lo que el cambio en precios relativos tiene un impacto significativo sobre el poder adquisitivo de la población, sobre todo en un contexto de fuerte pérdida de ingreso de las familias.


¿Cómo reducir la inflación? Una alternativa es con políticas públicas que generen confianza a la inversión, atraigan capital, y el tipo de cambio regrese a niveles más acordes al poder adquisitivo de la divisa mexicana. Actualmente está muy subvaluado el peso (muy caro el dólar).


La inflación es un buen ejemplo de la interrelación entre política y economía. Entre decisiones, percepciones y poder adquisitivo de la población.

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