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De acuerdo con el indicador oportuno del consumo privado, el avance mensual durante marzo fue de solo 0.1%, y en el primer trimestre del año presentaría una caída de 0.5% anualizado frente al trimestre anterior.

 

El incremento a tasa anual del consumo es de 2.9% en este periodo, el cual se aleja de los crecimientos del 4 - 5% que se tenían hasta mediados del 2023.

 

La estadística llama la atención pese al incremento de los salarios mínimos, aunque también el empleo da señales de desaceleración, sobre todo en el sector industrial.

 

Por otra parte, las ventas ANTAD crecen 6.9% anual promedio en el primer trimestre, por lo que al descontar la inflación el incremento sería de 2.3% real, una cifra más en línea con el crecimiento agregado de la economía.

 

Con datos de BBVA su modelo de gasto estima una reducción de 1.1% en el consumo total, en el cual los servicios caen 2% y los bienes no presentarían avances. El reporte destaca que sería la mayor caída del gasto desde septiembre del 2023.

 

Como se observa, el dinamismo del consumo al arranque de este año no ha sido el deseado, pese al adelanto de las transferencias sociales por motivos electorales.

 

Con la información en la mesa, parece que el consumidor prefiere ahorrar estos recursos que destinarlos a su uso inmediato.

La volatilidad anunciada por las optimistas proyecciones de la Reserva Federal se está materializando.

 

En su actualización de proyecciones trimestrales de marzo previó un recorte de 75 puntos base (tres recortes de 25 pb) en el 2024 bajo el escenario de una inflación anual de 2.4%.

 

Lejos de continuar el proceso de desinflación, los últimos datos de inflación conocidos muestran un repunte significativo.

 

Bajo la métrica preferida de la FED, el PCE, la inflación bimestral anualizada de enero y febrero se ubicó en 4.34% impulsada por la inflación en servicios en una economía que aun opera a pleno empleo.

 

El reciente aumento de materias primas, de manera relevante la gasolina, viene a añadir presiones inflacionarias.

 

En ese contexto, las tasas de bonos del tesoro a 10 años han repuntado de 3.9% a fines del 2023 a 4.6%.

 

El mercado se desencantó finalmente del optimismo de la FED y espera solo entre 1 y 2 recortes este año, sin tener claridad cual es la perspectiva de mediano plazo en una economía que trae el impulso del gasto de gobierno, subsidios, y una política comercial proteccionista que por sí misma es inflacionaria.

 

El alza de tasas de bonos es veneno para las divisas latinas por su impacto en los flujos de capital y en el apetito por riesgo.

 

Es importante para las áreas de Finanzas estar capacitados para analizar y anticipar el impacto del contexto financiero externo sobre la divisa mexicana.

 

EconoFinanzas ofrecerá un seminario ejecutivo en el que se abordarán las variables clave externas e internas que impactan al peso, de corto y largo plazo, la determinación de la paridad teórica y las alternativas para administrar la volatilidad y el riesgo cambiario.

 

El inicio es el 10 de junio, en formato digital en 6 sesiones de 2 horas.

 

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Con información del BLS, la información mensual en EEUU fue de 0.38% mensual, con lo que la tasa anual pasa de 3.17 a 3.47%. El dato sorprendió a los mercados, que reaccionan con un fortalecimiento del dólar, ajuste de bolsas y repunte de los bonos del tesoro.


El rubro subyacente, que excluye alimentos y energía reporta una tasa mensual de 0.36%, lo que equivale a un avance de 3.79%. Este rubro no da señales de un progreso adicional en el proceso de desinflación, por lo que es probable que veamos una estabilización de la inflación arriba del objetivo del 2%.


Servicios como el transporte (1.5% mensual), servicios médicos (0.6%) y rentas (0.5%) llevan meses por encima del 2%, y a ello se le suma el repunte de la gasolina y de la electricidad.


En México la inflación pasa de 4.4 a 4.42% anual, y el componente subyacente mantiene una inercia cercana al 4.5% anualizado en los últimos tres meses. Servicios es el principal responsable con incrementos del 7.6% en este lapso. Por su parte mercancías (2%) y alimentos (3.9%) muestran una mejoría importante ante la apreciación del tipo de cambio.


Como se observa tanto en México como en EEUU los servicios siguen generando presiones inflacionarias. Si bien en nuestro país existen rubros que están contenidos, un eventual repunte de commodities o menor fortaleza cambiaria incidiría en un repunte de la inflación de bienes.


Con los datos conocidos es muy posible que la inflación termine el año por encima de las proyecciones de los bancos centrales, con lo cual se anticipa un escenario de volatilidad en los mercados.  

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